Macarena no puede parar de preguntarse por qué tuvo que seguir a Zulema en su plan para fugarse de la cárcel, especialmente cuando se encontraba a una reunión con el juez para quedar en libertad. Ahora es una fugitiva de la justicia más a la que persigue la policía. Su sueño de demostrar su inocencia y limpiar su nombre se ha visto truncado por la decisión de Zulema de incluirla en la fuga en el último momento.

Ahora que se encuentra en libertad, Macarena se siente más atrapada que nunca. Si fuese por ella, volvería enseguida a la prisión para contarlo todo, pero Zulema y Saray no le quitan el ojo de encima. Tal y como Macarena lo ve, sólo tiene dos opciones: huir o continuar adelante.

Zulema, en cambio, lo tiene todo bastante claro: lleva preparando el plan de fuga demasiado tiempo como para dudar acerca de él. Sabe cómo escapar de la policía y desaparecer rápidamente de su radar. En su poder, tiene ropa de incógnito, la documentación y el transporte que necesita. A diferencia de Macarena, Zulema se siente más libre que nunca: con dinero, fuera de la cárcel y sin El Egipcio su lado, después de que los Ferreiro se deshicieran de él.

Mientras tanto, la policía monta un dispositivo para encontrar a las fugitivas cuanto antes, con Castillo a la cabeza. Para Miranda, la situación en Cruz del Sur se complica notablemente, al perder la confianza de sus superiores.

En cuanto a la familia Ferreiro, no entiende por qué Macarena no se ha presentado a su cita con el juez. Román, además, no soporta más la presión y le confiesa a su madre el asesinato de El Egipcio.