Cristina tiene la ayuda de Bárbara, su cuñada, para no perder a Alberto y esperar un hijo es la solución, pero para ello necesita una persona que caiga en sus redes y luego poder decir que el hijo es de su marido.

Pedro y Rita han disfrutado de su noche de bodas y son el ejemplo de pareja estable y ajena a todo, salvo cuando se trata de la economía familiar. Las galerías pueden estar abocadas a la ruina y ellos lo descubren.

Alberto va a intentar que eso no ocurra y para mantener a flote su imperio de la moda, acudirá a su tío Esteban, pero él no es trigo limpio y acudirá a su hermana para contárselo todo.