En el 40 cumpleaños de Loli, aparece en la peluquería un guapísimo comercial de productos para su negocio. Este, que se llama Roberto, le recuerda a Loli todos los años que había pasado en la peluquería antes de que Sheila se convirtiera en famosa y llegase el éxito a la familia. Ella, que ya se siente vieja, está encantada con la simpatía y los halagos del joven pero tampoco les presta mucha atención.

Mariano como siempre es el menos acertado para elegir un regalo para su mujer, esta vez ha sido un mausoleo para poder disfrutar eternamente de su amor. Loli horrorizada y decepcionada por el regalo de su marido decide ir con Roberto a cenar, aunque ya había rechazado anteriormente a la petición.

Ernesto empieza a mosquearse después de que Mariano le advirtiese de que su hija Laura y su amiga Aitana se muestran demasiado cariño la una a la otra. Al principio no quiere darle mucha importancia pero tanta cercanía comienza a resultarle raro siendo ambas del mismo sexo.

Mientras se alimentan el uno al otro, Ernesto empieza a odiar la idea de que su hija sea lesbiana por lo que preparará otro plan para que si es así la chica cambie de idea. Por lo que Ernesto sigue los consejos de Mariano de animar a Rafa a que la reconquiste de nuevo y sin dejar el tema del lesbianismo de lado se reúne con la familia de Aitana para contarle lo sucedido.

En el colegio se organiza un concurso de gimnasia en el que Sheila tiene miedo a participar por la posible burla de sus compañeros. Mariano, ante esta actitud de Sheila se siente completamente decepcionado ya que presume de su familia por ser muy valientes.

La imagen de Mariano cambia cuando el mismo sufre un accidente en las instalaciones del colegio de los niños y el susto que se lleva le hace cambiar de idea drásticamente. Para colmo después de esto todos los niños se burlan de Sheila porque su padre es un patoso.