La rivalidad entre Atilana y Garibalda, forjada desde la infancia por el abuso y los celos, alcanza su punto más oscuro en una venganza que, lejos de sanar, las deja a ambas despojadas de todo. Atilana, tras conquistar el poder absoluto en Villaveza, descubre que su victoria solo le ha traído un vacío irremediable. Pero el ciclo no termina con ella: su hija Amparo, marcada por una personalidad brutal y siniestra, se alza como una figura aún más destructiva. Así, el odio se hereda y se perpetúa en un mundo que intenta avanzar, pero que sigue atrapado en sus propias heridas.