Pascual era la única pista que tenía Julio para conocer las respuestas sobre la muerte de su hermana, pero Pascual  fallece, y su muerte provoca un antes y un después en su investigación, ya que antes de morir, el recepcionista deja entrever que Diego no es el culpable de nada.

Julio descolocado con las últimas palabras de Pascual decide con la ayuda de Alicia buscar en sus pertenencias alguna pista a cerca del asesinato, ya que saben que es la única persona que conocía la verdad.

Mientras tanto la investigación acerca de la muerte de Jimena y de Cristina continua, y con la muerte de Pascual, el inspector Ayala, está convencido de quien es el culpable de ambos asesinatos, el propio recepcionista, Pascual. Además con sus nuevas y supuestas deducciones permite que Javier salga de la cárcel y pueda regresar de nuevo al hotel.

Una vez más el joven Alarcón acaba librándose de todos sus problemas, pero su tranquilidad no será muy duradera como de costumbre, la llegada del general Herrera y sus hijas dará un vuelco a la vida de Javier.

La relación entre Sofía y Alfredo parece que no pasa por su mejor momento y no todo sale como quieren precisamente. Alfredo quiere realizar en el hotel una cacería para reunir a los grandes aristócratas del momento, mientras que Diego no va a permitir que el marqués se lleve ningún tipo de mérito, ya que él será el futuro heredero y no consiente que nadie pueda hacerle sombra.