Con Barislav muerto, Héctor y Lola deciden realizar un registro en su casa. Sin embargo, cuando se encuentran allí, un encapuchado les ataca. Los policías lo persiguen por las azoteas hasta que desaparece. ¿Se trataría del asesino?

Héctor está seguro de que la única razón para que no existan huellas en ninguna de las dos muertes es que el agresor llevara puesto algún tipo de traje como el que utiliza la policía científica. Como sigue sospechando de Pablo, decide introducirse en su casa. Allí encuentra un traje de fumigador y una caja de herramientas en la que parece faltar un martillo. Para Héctor, es una prueba más que confirma sus sospechas. Por ese motivo, decide dejar una pequeña cámara oculta en la casa de su superior.

Sin embargo, Pablo no es el único sospechoso que baraja la policía. En casa de Barislav, encuentran una libreta donde aparece escrito el nombre de Lolo junto a la cantidad de 30.000 euros. Lola decide ser ella quien interrogue a su hermano. Aunque él asegura que no es culpable de nada, lo cierto es que debe esa alta cantidad de dinero. Por eso no lo duda cuando Juan Rueda se ofrece a comprarle las tierras de su familia. Cuando están a punto de cerrar el trato, Pilar aparece con información de última hora.

Mientras tanto, Fernando Rueda permanece en prisión, donde recibe cartas anónimas que parecen ser una cuenta atrás de los asesinatos: Marta 5, Barislav 4... Fernando está seguro de que pertenecen al asesino y propone a Héctor ayudarle a cambio de que interceda por él para mejorar sus condiciones en la cárcel.

En cuanto a Salva, se encuentra en una discoteca con Sol y se ofrece para llevarla a casa en coche. Sin embargo, la prima de Lola se niega y decide volver caminando. Lo que no se espera es que un coche aparezca de la nada e intente atropellarla.