Cuando Luis Salinas (Abel Folk) acepta el nuevo puesto de embajador de España en Tailandia, lo hace con el objetivo de limpiar la embajada los malos vicios y la corrupción instaurada durante el período anterior. Hasta este país asiático se traslada junto a su mujer, Claudia (Belén Rueda); su hija, Ester (Úrsula Corberó); y el novio de ésta, Carlos (Chino Darín).

Sin embargo, el lujoso ritmo de vida al que están habituados los personajes de La Embajada supondrá el fin de la carrera profesional y de la vida del nuevo embajador. Ninguno de ellos estará dispuesto a aceptar las nuevas normas que tratará de imponer Salinas. El peor de todos será, sin lugar a dudas, Eduardo (Rául Arévalo), el máximo responsable de la oficina diplomática hasta la llegada del embajador. Su falta de escrúpulos y su elevada ambición le llevarán a organizar, junto a todo el que se quiera unir a él, un plan para destruir al recién llegado.

La conspiración llegará a afectar a los cimientos de la vida de Luis Salinas, incluido su matrimonio con Claudia, quien se verá envuelta en un peligroso juego de infidelidades en el que también se verá implicado Carlos, el novio de su hija.

La Embajada es una historia sobre el precio que tienen todas las personas, sobre sus ambicios y sus ansias de poder. Por eso, todos los personajes tratarán de un modo u otro cumplir sus objetivos políticos, económicos o amorosos, cueste lo que cueste.