Sara regresa al hogar familiar y pondrá todo de su parte para hacer felices a sus padres y volver a ser la que era, ya que sabe que Paco y Lola no están pasando por un buen momento en casa.

Lucas, mientras tanto, está cada vez peor y se entrega a la bebida, además de enfrentarse cada vez más a su jefe en su nuevo trabajo. Mariano vuelve a ser el salvador y organiza un simulacro de robo donde Lucas trabaja como vigilante para que pueda lucirse y se valore más a sí mismo.

Don Lorenzo va a cambiar su estrategia con sus hombres, tras la reprimenda de Ruth, que le hace ver cómo les trata. Al darse cuenta de que sus subordinados le tienen miedo, sacará su lado más cercano y se mostrará mucho más amable.