Rober está dispuesto a hacer lo que sea necesario para volver con Carmen, incluso a jugar con los sentimientos de Iñaki para hacerle volver a su tierra. El problema viene cuando Carmen lo descubre. Harta de su falta de compromiso y sus coqueteos constantes, no está dispuesta a aceptar la sucia estrategia de Rober para quitarse de encima al vasco.

Los problemas se suceden en la cafetería da la Clínica Híspalis. Cuando Isabel le prepara una tapa de caracoles a Trini, a ésta le falta escupírselo a la cara. Le grita que está asquerosa y la amenaza con retirarle la licencia si no mejoran sus dotes culinarias. ¿Dónde podrán encontrar a un buen cocinero que tenga tiempo libre en el hospital? ¿Estará Iñaki dispuesto a echarles una mano?

Don Benjumea no quiere que le den el alta, está muy bien en la clínica y su deseo es quedarse en ella. Por eso no para de inventarse un síntoma detrás de otro con el objetivo de continuar el máximo tiempo posible. El motivo de tal empeño es que no soporta a sus hijos, a quienes ve como auténticas sanguijuelas. Sin embargo, cuando aparece la niña de sus ojos, su nieta Azucena, su percepción cambia. Quien quedará completamente encadilado por ella será Jozé, quien se enamorará al instante de su belleza.

¿Se marchará finalmente Iñaki al norte para intentar conseguir un puesto en el restaurante de Arzak, el sueño de su vida, o permanecerá en el sur junto a su madre… y a Carmen?